Esta nueva área protegida ecuatoriana ha sido llamada “Hermandad” por ser un esfuerzo compartido entre varios sectores productivos, científicos y las autoridades, y quizás también porque representa un paso importante en la creación de un corredor regional entre Ecuador, Colombia, Panamá y Costa Rica.
La actual Reserva Marina de Galápagos fue creada el 18 de marzo de 1998 y tiene 138.000 km2. Con la nueva expansión, se suman 30.000 km2 donde no se permite ningún tipo de extracción pesquera y otros 30.000 km2 más donde no se permite el uso del palangre (una línea madre con cientos o incluso miles de anzuelos). Este arte de pesca, que se usa para capturar atunes y pez espada, también provoca capturas accidentales de otras especies, sobre todo tiburones y tortugas marinas, que se encuentran en peligro de extinción.
Animales migratorios como tiburones, tortugas y posiblemente cetáceos, recorren anualmente hacia el norte del archipiélago por encima de la cordillera submarina del Coco en dirección a Isla del Coco (Costa Rica). El objetivo de esta nueva reserva es proteger esta ruta y trabajar en coordinación con Costa Rica, Colombia y Panamá para crear una franja de tránsito seguro a nivel regional para la vida marina.
El Dr. Alex Hearn, profesor de Biología de la USFQ y científico del Galapagos Science Center (GSC), por más de 15 años ha estudiado los patrones migratorios de especies amenazadas ubicadas en el Océano Pacífico Este, especialmente las de Galápagos. Sus investigaciones han aportado de manera significativa en la creación de la nueva reserva marina. A continuación, exponemos desde su punto de vista cuáles han sido los principales retos que ha tenido que enfrentar a lo largo de este proceso.
¿Cómo nace la idea de ampliar la Reserva Marina de Galápagos?
Muchas reservas marinas tienen un proceso que es “top down”, es decir, de las autoridades para abajo o “bottom up”, desde la comunidad para arriba. En este caso esta iniciativa viene de ambos lados. En el año 2017, se interceptó una embarcación china dentro de la Reserva Marina de Galápagos con ocho mil tiburones a bordo. La comunidad mostró su preocupación sobre esto y así nació el “Frente Insular” que empezó a pedir que se amplíe la reserva marina. Al mismo tiempo, el vicepresidente de aquella época, Otto Sonnenholzner, empezó a hablar sobre la posibilidad de expandir la reserva marina con el objetivo de proteger sus recursos. En 2019 el presidente Lenin Moreno, en la COP de Cambio Climático en Madrid, habló también de la necesidad de fortalecer la protección de Galápagos, por las amenazas del cambio climático. Entonces esta iniciativa viene desde las autoridades, desde la comunidad y también desde el lado de la ciencia. Muchos científicos llevamos años trabajando con tiburones, aves y tortugas marinas, y vemos que se mueven más allá de los límites de la reserva actual.
Además, evaluamos una lista de 30 de estas especies altamente migratorias y vimos que habían cambiado su estado de conservación desde el año 2000 hasta ahora. Más de la mitad habían empeorado su estado de conservación y solo dos habían mejorado. Entonces el principal objetivo de la creación de la nueva reserva marina es proteger las rutas migratorias de especies amenazadas.
¿Cuáles han sido los principales retos que han tenido que enfrentar?
Las principales dificultades que hemos enfrentado es poder tener conversaciones con diferentes sectores. También, ha sido un problema conseguir datos de pesca, a pesar de varias solicitudes que hicimos a la Subsecretaría de Pesca, nunca nos entregó los datos que se solicitó. Además, al inicio hubo una fuerte oposición por parte del sector pesquero industrial. Sin embargo, en los últimos meses, a través del nuevo gobierno, hubo un proceso de diálogo que fue mucho más productivo, y que culminó con esta nueva declaratoria.
¿Cuáles son los beneficios tanto para comunidad como para la conservación de las especies marinas de Galápagos?
El principal beneficio es para las especies marinas que utilizan esa zona. Es una zona de 60.000 km2, que la mitad va a ser no de “No pesca” y la otra mitad va a ser “No Palangre”. Entonces, las especies que se mueven en esa zona van a ver reducida su amenaza de mortalidad. Esperaríamos que se logre empezar a mitigar estos impactos sobre especies como el tiburón martillo, tiburones sedosos, tortugas verdes, tortugas laúd, sobretodo para estas especies altamente migratorias.
Estas especies también son de interés turístico. Beneficia a la comunidad galapagueña, porque el motor de la comunidad es el turismo, y sí podemos mantener poblaciones saludables de estas especies de interés turístico, pues mucho mejor. A la vez, la idea es que ayude a mantener una sostenibilidad de los recursos pesqueros que se pescan afuera de la reserva como el atún de aleta amarilla o los barriletes, que son especies que también se pescan dentro de la reserva. Entonces, sí logramos alejar un poquito a las
flotas que pescan en el borde de la reserva marina, eso puede desalentar el ingreso de palangreros de la costa en esa zona.
¿En qué estado está el proyecto y cuál es el siguiente paso?
El Decreto ya ha sido firmado por el presidente Guillermo Lasso, en enero, entonces ahora la autoridad competente, el MAATE, va a establecer los lineamientos de la nueva reserva y el plan de manejo. Nosotros estamos muy contentos porque vamos a realizar una expedición con el Parque Nacional Galápagos, a bordo del Sierra Negra para empezar a levantar la línea base, tener un plan de monitoreo y crear unos indicadores muy claros, para que en unos 10 a 20 años podamos medir la efectividad de la implementación de esta nueva reserva. Esto también tiene que ver con el impacto económico, necesitamos indicadores sobre las actividades pesqueras afuera de la reserva, entonces allí hay un reto relacionado a intentar mejorar la recuperación y la transparencia de los datos pesqueros y de los datos biológicos.